👑 Cocina y poder en la Dinastía Joseon: lo que no te cuenta el K-drama Bon Appetit, Majestad🍽️

Los dramas coreanos poseen una magia irresistible para atraparnos entre romance y escenarios de ensueño, y 'Bon Appetit, Majestad' no es la excepción. Sin embargo, más allá de la ficción y los guiños dramáticos, se esconde un trasfondo histórico fascinante. En la Dinastía Joseon (1392-1897), la cocina real trascendía por completo el acto de alimentar al rey; era un sofisticado campo de batalla donde se libraban intensas guerras de poder, se reforzaban estrictas jerarquías y se perpetuaban tradiciones que podían decidir el destino de sus protagonistas

Escena de la serie coreana 'Bon Appetit, Majestad' mostrando a las cocineras reales (sanggung) en la cocina del palacio Joseon, con platillos tradicionales y vestuario histórico.

🍲 Cocinar para el rey: un acto de poder, ritual y simbolismo

En el corazón palaciego de Joseon, las cocinas reales, conocidas como Naengmyo (냉묘), operaban como un microcosmos de la estricta jerarquía social. Al mando de esta crucial operación culinaria estaban las Sanggung (상궁), damas de la corte de alto rango que eran mucho más que chefes; eran guardianas de la tradición y ejecutoras de un protocolo sagrado.
Su labor iba infinitamente más allá de preparar los banquetes diarios. Eran las responsables de mantener los complejos rituales culinarios que, se creía, sostenían el orden cósmico y social del reino. Cada plato, ingrediente y forma de preparación estaba cargado de un profundo significado simbólico. La diferencia entre ofrecer una sopa austera y un guiso elaborado de doce acompañamientos no era solo gastronómica: era un mensaje político.
La mesa real era, en esencia, el escenario donde se exhibía el poderío de la dinastía. La calidad, abundancia y exquisitez de un banquete eran meticulosamente calculadas para proyectar autoridad, riqueza y sofisticación, especialmente frente a embajadores extranjeros o nobles visitantes. Un festín podía ser tan persuasivo como un ejército en las negociaciones diplomáticas.

Imagen de un opulento banquete real surasang de la dinastía Joseon, mostrando la diversidad de platos y la abundancia que simbolizaba el poder del rey.

🥢 El arte de la mesa en Joseon: un espejo de estatus social

La mesa en la dinastía Joseon era el reflejo más claro del rango y la posición. Mientras la población común basaba su dieta en platos humildes de arroz, vegetales fermentados y el siempre presente kimchi, la corte real se sumergía en la opulencia de los surasang (수라상), banquetes que podían constar de doce acompañamientos distintos o más, cada uno minuciosamente preparado y dispuesto.

Esta disparidad no era solo de cantidad, sino de simbología y protocolo. Algunos de los manjes más emblemáticos que definían la gastronomía palaciega eran:

Sinseollo (신선로): Un exquisito estofado que se cocinaba en un brasero de bronce con compartimientos, símbolo máximo de refinamiento y lujo.

Jeongol (전골): Un guiso sustancioso de carnes y verduras, reservado para celebrar ocasiones especiales y festividades.

Hanjeongsik (한정식): Una experiencia culinaria completa que consistía en una armoniosa variedad de platillos pequeños, representando la abundancia y el equilibrio.

Sin embargo, la verdadera sofisticación radicaba en el estricto orden y la disposición de la comida. Nada era casual. Cada bowl, cada condimento y cada guarnición ocupaba un lugar predeterminado en la mesa, siguiendo un protocolo inquebrantable que materializaba los principios de orden, jerarquía y armonía confuciana sobre los que se cimentaba toda la sociedad Joseon.
Close-up del sinseollo, un estofado coreano elaborado servido en un brasero de bronce, un plato símbolo de lujo y refinamiento en la corte Joseon.

👩‍🍳 Mujeres, cocina y ascenso social: el poder entre fogones

Si el ámbito político de la corte Joseon era un mundo dominado abrumadoramente por hombres, las cocinas reales se erigían como un reino singular de influencia femenina. En este espacio, las sanggung (상궁) no solo preparaban alimentos; tejían redes de poder y forjaban sus propias carreras.
Su ascenso no se medía por linaje, sino por talento, ingenio y maestría. El dominio de recetas complejas y secretas, la capacidad impecable para organizar los banquetes de Estado más críticos, o la habilidad para adaptar la cocina a la salud y el gusto del rey, eran sus herramientas de poder.
Estas habilidades podían transformar el destino de una mujer. Una simple sirvienta podía, gracias a su paladar y inteligencia, ascender para convertirse en una figura de respeto y autoridad, con acceso privilegiado al monarca y su familia. Para muchas, la cocina fue, en un mundo de oportunidades brutalmente limitadas, una de las únicas vías posibles para lograr ascenso social, agencia personal y legado.
Grupo de sanggung (damas de corte) trabajando en la cocina real Joseon, mostrando el trabajo en equipo y la escala de las operaciones culinarias palaciegas.

🎥 Lo que 'Bon Appetit, Majestad' muestra (y lo que omite) de la historia

La serie acierta al capturar la importancia central de la gastronomía en la cotidianidad palaciega y en trasmitir que cada plato era un acto cargado de significado. Sin embargo, como toda ficción histórica, toma licencias artísticas que dulcifican la realidad.
La verdad tras las cocinas de Joseon distaba de ser siempre tan romántica. Detrás de la exquisitez de cada banquete se escondían estrictas jerarquías, tensiones silenciosas y feroces rivalidades entre las sanggung por el favor real. El camino hacia la cima estaba plagado de presión, vigilancia extrema y el riesgo perpetuo de caer en desgracia.
No obstante, el drama rescata con acierto una verdad fundamental: en la corte, cocer, guisar o emplatar nunca fueron actos inocentes. Eran, ante todo, demostraciones de lealtad, ejercicios de preservación cultural y, en sus momentos más cruciales, finas estrategias políticas servidas en bandeja de oro.
Manos de una sanggung organizando meticulosamente la comida real, representando el simbolismo, la estrategia política y el poder detrás de cada plato.

Conclusión: El legado de un banquete

La cocina en la dinastía Joseon trascendió su función nutritiva para convertirse en un lenguaje complejo de poder, un símbolo de estatus y un pilar de la identidad cultural que perduró por siglos.
Si 'Bon Appetit, Majestad' logró atraparte con sus escenas visualmente deliciosas y sus intrigas cortesanas, debes saber que la historia real que inspiró esos platillos es aún más fascinante y estratificada.
Así que la próxima vez que admires una opulenta mesa en un drama de época coreano, mira más allá: recuerda que detrás de cada bocado, condimento y salsa, existía una intrincada red de protocolos, estrategia y mujeres talentosas que, desde las cocinas, supieron forjar el sabor mismo del poder.

Diagrama de la jerarquía y estructura de poder de las sanggung (cocineras de la corte) en la cocina real de la dinastía Joseon.

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